Leyenda de Ntro. Padre Jesús Nazareno
Es la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, actualmente ubicado en la Catedral de Jaén, una de las más veneradas de la ciudad. Esta procesión tiene como uno de los más bellos momentos la salida de Jesús por las puertas de la Catedral, instante en el que las luces de la plaza de Santa MarÃa desaparecen, para dar paso al Abuelo iluminado en una de las estampas más esplendorosas de su extenso itinerario.
Es la única imagen de la ciudad que cuenta con la dignidad de Hijo Predilecto, y cuelga de sus manos una gran llave, copia de la que daba acceso a un hospital, en el que entrando la imagen de Ntro. Padre Jesús, se cortó milagrosamente un gran brote de peste que asolaba la ciudad en el siglo XVII.
Si bien de esta imagen se desconoce el autor, creen los expertos en la materia que es obra del escultor Sebastián de SolÃs, por las similitudes que tiene la cabeza de Jesús con la del Calvario de San Juan, además de la coincidencia de fechas, ya que la talla de Ntro.Padre Jesús Nazareno es de finales del siglo XVI o principios del XVII, fecha que coincide con la época de Sebastián de SolÃs.
Nos cuenta sin embargo una leyenda, que podemos colocar entre las más conocidas de la ciudad, que hace muchos años, un hombre anciano, cansado de un largo viaje, se acercó hasta una blanca caserÃa cercana a esta ciudad, conocida como CaserÃa de Jesús, y encontró en la puerta de la misma a un labrador, al que pidió asilo para descansar esa noche. Lo acogió generoso el labrador, que ofreció al anciano viajero todo aquello que a su alcance tenÃa. El caminante, al acercarse a la entrada de la caserÃa, fijó su vista en un leño de grandes proporciones. Comentó al hombre de la caserÃa que él, con ese madero, serÃa capaz de hacer una hermosa talla de Jesús en un solo dÃa. Solo necesitaba para realizar la escultura que le dejaran trabajar tranquilo en alguna habitación solitaria de la casa. El labrador, ilusionado por la idea, rápidamente le ofreció el tronco y dejó al caminante solo en su habitación. Ni un solo ruido perturbó la tranquilidad de los campos cubiertos por la oscuridad.
Al dÃa siguiente los habitantes de la caserÃa, por el tiempo pasado sin acusar ruido alguno, y temerosos de que algo le hubiera ocurrido al extraño viajero, decidieron subir a averiguar la causa del sospechoso silencio. Subieron sigilosos, comprobando de nuevo que realmente no se oÃa absolutamente nada, pues no querÃan interrumpir el trabajo del escultor. Se decidieron por fin a abrir la puerta de la pequeña habitación y sobrecogidos por el asombro y el temor, descubrieron que en el lugar donde esperaban encontrar al anciano viajero y el tronco que iba a tallar, sólo se hallaba la escultura más hermosa que jamás habÃan visto. Era el primer milagro de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
(Texto gentileza de Asociación Cultural Iuventa)